Hoy os vamos a mostrar de una forma rápida cómo montar una tabla de queso a partir de Queso Hinojosa semicurado. Normalmente las tablas suelen tener representadas al menos tres variedades. Un queso con pocos días de maduración, un semi y, a partir de ahí, algunos con un grado de curación mayores. Además se suelen alternar diferentes variedades. Podemos mezclar sin problemas quesos de cabra, de oveja y de vaca, siempre teniendo el cuenta que debemos empezar a comer los de sabor más suave y, poco a poco, ir subiendo en intensidad. Pero eso lo dejaremos para otro día y, hoy vamos a «jugar» con el Queso semicurado Hinojosa.
Para hacer una tabla a partir de un solo queso, tenemos que darle diferentes tipos de corte para que a la hora de servirla, a simple vista, apreciemos diversas variedades. Además debéis saber que, dependiendo de cómo cortemos el queso, podremos apreciar distintos sabores y matices.
Por eso en esta tabla os propongo que los»triángulos» que solemos cortar a partir de una cuña, sean de diferentes grosores. Uno de 2-3 milímetros y otro de 4-5. De esa forma tendremos dos tipos diferentes de sensaciones. El más fino, una vez mordamos y esté en contacto con nuestro paladar, prácticamente se fundirá en la boca y desaparecerá. Nos va a dejar notas más frescas y lácticas.
Sin embargo, el más grueso, aunque realmente sea el mismo queso, va a tener mucha más intensidad y el retrogusto más a ser un poco más «dulce» con toques de toffee o caramelo suaves. El corte más grueso nos va a permitir ponerlo de pie sin que se caiga en la tabla. El fino, lo emplataremos ligeramente recostado y utilizando el trozo anterior para superponer el siguiente, de manera que nunca va a quedar totalmente tumbado en la tabla. Eso sería un problema a la hora de que la gente los coja. El queso iría «sudando» y al final se formará un pequeño «charco» y, posiblemente, el queso se quede pegado al plato. Además de esta forma siempre vamos a tener más volumen, aspecto muy importante en la fase visual.
A esos dos cortes, le sumaremos el «cuadradito». Un clásico en los quesos semicurados. Se trata de hacer cubos de 1,5 cm aproximadamente. Este corte nos va a aportar una textura diferente. Vamos a conseguir algo parecido a una gominola de queso. Estos pequeños cubos los repartiremos por la tabla sin amontonar mucho.
Podríamos hacer algún corte diferente, pero los dejaremos para otra ocasión y hoy vamos a rellenar el resto de huecos con una serie de guarniciones, que le van perfectas al queso semicurado. Por ejemplo un poco de manzana que va aportar matices ácidos. La cortaremos en bastones finos y los repartiremos por el plato, siempre apoyados en algún otro elemento, como podrían ser unas frambuesas, fresas o cualquier otro fruto rojo, para ayudar a cogerlas mejor. Como veis, ambas guariciones son ácidas. Justo es lo que estamos buscando para ayudar a limpiar el paladar y, que entre trozo y trozo de queso, podamos tomarnos un pequeño respiro, que haga que el siguiente, sea aún más agradable.
Además, vamos a acompañarlos de frutos secos que, al ser una tabla de queso semicurado, será preferible que estén sin tostar/freír. Podemos utilizar almendras, anacardos,, avellanas, macadamias, etc. En este caso, su textura crujiente va a ser muy interesante para contrastar y además, nos dejarán un pequeño regusto dulce pero no en exceso. Ese dulzor nos lo guardamos para la semana que viene, cuando os enseñaremos a hacer una tabla de quesos, a partir de nuestra joya, El Abuelo Calderero.